Probando Metal Gear Rising: Revengeance, Raiden meets Bayonetta

Si eres fan de Metal Gear Solid y su particular e inconfundible estilo de infiltración, muy probablemente pusieras el grito en el cielo cuando se anunció la nueva entrega protagonizada por Raiden. Por otra parte, si lo tuyo son los Hack’n’slash a la altura de sagas como Ninja Gaiden o Devil May Cry, posiblemente te estés preguntando qué puñetas pretende Raiden en un sector dominado por Dante y compañía.

Avance Metal Gear Rising revengeance

La espectacularidad gráfica es la seña de identidad de Metal Gear Rising: Revengeance

Este no es mi caso y, al igual que muchos videojugadores, me encanta la saga Metal Gear Solid y he disfrutado como un niño de las últimas producciones de Platinum Games. Siendo Kojima Productions y Platinum dos de mis desarrolladoras de cabecera, no puedo negar que, pese a que el nuevo videojuego de la franquicia de infiltración por excelencia cambie de tercio, estoy realmente emocionado.

Frenetismo no apto para cardíacos

Después de disfrutar de la demo, no puedo estar más expectante por ver el resultado final. De una jugabilidad pirotécnica y dinámica, Metal Gear Rising: Revengeance nos ofrece una experiencia que aboga por un frenetismo y por una espectacularidad escénica (al más puro estilo Bayonetta) solo comparables al poderío técnico de su motor gráfico. Cuando nos acostumbremos al control de Raiden estaremos sumando combos por doquier, desmembrando a nuestros adversarios gracias al modo Katana (mediante el cual la cámara se sitúa detrás de nuestro personaje y nos permite asestar golpes a gran velocidad en cualquier dirección, con el consiguiente baile de miembros amputados), y desatando el caos gracias a nuestra descomunal fuerza.

El juego nos ofrece la opción de destrozar estructuras sólidas, cortar como si de mantequilla se tratase objetos de gran envergadura y, en definitiva, acabar con nuestros adversarios con estilo (mención especial para los enfrentamientos con los Gekko). Para rellenar nuestra barra de salud, deberemos arrebatar la energía vital de nuestros enemigos. Para ello, si afinamos nuestra puntería en el modo Katana y realizamos cortes precisos, el título nos dará la oportunidad de arrancar de cuajo la columna vertebral de los ciborgs para alimentarnos con su energía.

Aún no he podido comprobar si, en partidas más largas, el juego terminará haciendo monótona la práctica continuada del modo Katana o si el desarrollo argumental acabará revelándose como una mera excusa dramática para la experiencia jugable pura y dura. No obstante, la buenas vibraciones que me ha causado y la espectacularidad visual con la que irrumpe el juego desde el primer minuto, son algunas de las causas por las que estoy deseando tener el título completo en mi colección.

Sobre Sergio Melero

Amante de los videojuegos, la tecnología y de todo lo que tenga que ver con el arte interactivo.

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